[El amor] todo lo cree, todo lo espera, (1 Corintios 13.7)
El amor es paciente, perdona rápidamente y evita la irritabilidad. Reaccionar con enojo y ofensa va en contra del amor. Ser irritable significa estar siempre listo para reaccionar exageradamente. El amor no se vuelve agrio bajo presión y no se enoja o se siente herido a menos que haya una razón justa. Un esposo amoroso es tranquilo, paciente y muestra misericordia, mientras que una esposa amorosa ejerce el dominio propio emocionalmente. Optar por responder positivamente en situaciones difíciles convierte en una fuente de gozo en lugar de molestia. Pregúntate si eres una brisa tranquilizadora o una tormenta inminente al caminar bajo la influencia del amor.
Las personas pueden volverse irritables debido a dos razones principales: el estrés y el egoísmo. El estrés puede ser causado por problemas relacionales, exceso de trabajo, exageración o falta de descanso, nutrición y ejercicio adecuados. La presión creciente puede desgastar la paciencia y las relaciones. La Biblia ofrece pautas para evitar el estrés poco saludable, como permitir que el amor guíe las relaciones, orar en medio de la ansiedad y tomar descanso sabático. El egoísmo es otra razón profunda de la irritabilidad, y revela un área oculta de egoísmo o inseguridad en lugar del amor. El egoísmo puede manifestarse de diferentes formas, como lujuria, amargura, codicia y orgullo. Estos sentimientos intensos y la insatisfacción llevan a reaccionar fácilmente con enojo hacia los demás. Superar la irritabilidad requiere abordar el estrés y el egoísmo en el corazón.
Cuando el amor entra en tu corazón, te trae tranquilidad e inspiración para dejar de enfocarte en ti mismo y deshacerte de las cosas innecesarias. El amor te impulsa a perdonar en lugar de guardar rencor, a ser agradecido en lugar de codicioso, a conformarte en lugar de acumular deudas. Te anima a encontrar felicidad en el éxito de los demás en lugar de envidiarlos. El amor fomenta la idea de compartir en lugar de pelear con tus seres queridos. Te recuerda que la familia debe ser prioritaria en lugar de sacrificarla por un ascenso laboral. En última instancia, el amor reduce el estrés en cada decisión y te ayuda a liberarte del veneno interno. Prepara tu corazón para responder a tu cónyuge con paciencia y aliento en lugar de enojo y exasperación.
Manos a la obra
Busca dos hojas de papel. En la primera, dedica algunos minutos para escribir cualidades positivas de tu cónyuge. Luego, haz lo mismo con los aspectos negativos en la segunda hoja. Coloca las dos hojas en un lugar secreto para otro día. Hay un propósito y un plan distinto para cada una. En algún momento durante el resto del día, elige un atributo positivo de la primera lista y dale gracias a tu cónyuge por esa característica.
¿Cuál lista te resultó más fácil hacer? ¿Qué reveló sobre tus pensamientos? ¿Por qué atributo le diste gracias a tu cónyuge?