Si una casa está dividida contra sí misma esa casa no podrá permanecer. (Marcos 3:25)
En el matrimonio, es inevitable enfrentar conflictos, pero es importante abordarlos de manera que enriquezcan la relación en lugar de destruirla. Durante el conflicto, el orgullo puede ser más fuerte y se pueden tomar decisiones dañinas. Sin embargo, el amor interviene y cambia las cosas al recordar que el matrimonio es valioso y el amor por el cónyuge es más importante que cualquier problema. Aprender a resolver diferencias de manera saludable estableciendo reglas de juego y límites personales ayuda a pelear limpio. Pelear limpio implica cambiar las armas, escuchar antes de hablar, abordar los propios problemas con franqueza y hablar con dulzura. El amor siempre vale la pena pelear por él.
Los límites de pareja son reglas que los dos acuerdan de antemano, reglas que se utilizan durante cualquier pelea o altercado. Estas reglas podrían incluir:
1. Nunca mencionaremos el divorcio.
2. No traeremos a colación temas del pasado y sin relación.
3. Nunca pelearemos en público ni frente a nuestros hijos.
4. Nos tomaremos un descanso si el conflicto alcanza un nivel peligroso.
5. Nunca tocaremos al otro para hacerle daño.
6. Nunca nos iremos a dormir enojados.
7. El fracaso no es una opción. Pase lo que pase, lo resolveremos.
Los límites personales son reglas que practicas por tu cuenta. Aquí tienes algunos de los ejemplos más efectivos:
1. Escucharé antes de hablar.
2. Abordaré mis propios problemas con franqueza.
3. Hablaré con dulzura y no levantaré la voz.
Manos a la obra
Habla con tu pareja con respecto a establecer reglas de juego saludables. Si no está listo para esto, entonces anota tus propias reglas personales para respetar durante las discusiones. Decide cumplirlas cuando vuelva a surgir un desacuerdo.