No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. (Filipenses 2:4)
En una relación matrimonial, es común enfrentar desacuerdos y obstinación. Sin embargo, para superar estos puntos muertos, es necesario adoptar una actitud de disposición y cooperación. Esta actitud se asemeja a una palmera que se dobla con gracia ante los vientos fuertes. Jesucristo es el ejemplo perfecto de esta disposición, al sacrificarse por el bien de los demás y someterse a la voluntad de Dios. La Biblia nos instruye a tener la misma actitud de disposición.
Ceder en un desacuerdo no significa que el cónyuge siempre tenga razón, pero implica considerar seriamente su preferencia como una forma de valorarlo. Es importante abordar los desacuerdos con amor y sabiduría, tratando a nuestro cónyuge como un amigo íntimo y honrando sus palabras. Aunque no siempre estén de acuerdo, las diferencias entre ellos permiten escucharse y aprender el uno del otro.
Ser flexible y mostrar disposición para demostrar amor a nuestra pareja es un acto valioso. Dejar de lado el orgullo y honrar a nuestra pareja fortalecerá tanto la relación como a nosotros mismos.
Manos a la obra
Demuestra amor al decidir de buen grado ceder en un área de desacuerdo entre tú y tu cónyuge. Dile que pondrás primero sus preferencias.