Sed humildes y amables; sed tolerantes y soportaos unos a otros con amor (Efesios 4:2)
El amor es un poderoso motivador en la vida que tiene un significado profundo y duradero. Es fundamental para nuestras relaciones y nos capacita para enfrentar los desafíos más difíciles. El amor se basa en dos pilares: la paciencia y la bondad. La paciencia nos ayuda a responder positivamente ante situaciones negativas, a controlar nuestra ira y a mostrar misericordia hacia los demás. La paciencia nos permite mantener la compostura y evitar reacciones exageradas. Por otro lado, el enojo rara vez mejora las cosas y, en cambio, genera más problemas. La paciencia nos brinda tranquilidad interior durante las tormentas externas.
La falta de paciencia puede convertir nuestro hogar en un campo de batalla, mientras que practicar la paciencia fomenta la paz y la tranquilidad. La paciencia nos ayuda a aceptar la humanidad de nuestra pareja, a darles tiempo para corregir sus errores y a resistir durante los momentos difíciles de la relación. Ser paciente demuestra comprensión y evita sermonear o degradar a nuestra pareja. Vivir con alguien impaciente puede ser difícil y afectar negativamente el tono y el ambiente del hogar.
La paciencia no es algo natural para la mayoría de las personas, pero es un ingrediente esencial en una relación matrimonial saludable. Aunque no resulta fácil, podemos cultivarla y considerarla como un proceso continuo. La paciencia es una carrera de resistencia que vale la pena correr en el viaje del amor verdadero.
Manos a la obra
Aunque el amor se expresa de diferentes formas, nuestras palabras a menudo reflejan el estado de nuestro corazón. Decide ser paciente y no decir nada negativo a tu pareja. Si te sientes tentado, elige no decir nada. Es mejor contenerse que expresar algo de lo que luego te arrepientas.