MATRIMONIOS

25. EL AMOR PERDONA

Lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, lo hice por vosotros en presencia de Cristo. (2 Corintios 2:10)

Perdonar en el matrimonio es un desafío crucial, considerado el problema más complejo según terapeutas y pastores. Jesús enseña sobre el perdón a través de la parábola del siervo desagradecido. Aunque la lujuria se opone al amor, el perdón libera a las personas de la prisión del corazón, permitiendo la sanación y la restauración de la relación.

La parábola muestra cómo el perdón se asemeja a una llave que puede liberar a todos los prisioneros en el corazón. Rechazar el perdón atrapa a las personas en la misma prisión que se creó para otros. Perdonar no absuelve a nadie de la culpa, sino que libera de preocuparse por el castigo y se confía en Dios para juzgar. El perdón trae liberación, luz y paz al corazón, permitiendo compasión y deseo de cambio en lugar de enojo.

El proceso de perdón implica entregar el enojo y el juicio a Dios, deseando genuinamente el cambio en la otra persona. Los matrimonios sólidos se forman no porque nunca haya heridas, sino porque las personas aprenden a no tomar en cuenta las ofensas. El perdón es esencial para la restauración y la renovación del matrimonio.
 

Manos a la obra

Hoy mismo, perdona cualquier cosa que no le hayas perdonado a tu pareja. Suéltalo. De la misma manera en que le pedimos a Jesús que perdone nuestras deudas cada día, debemos pedirle que nos ayude a perdonar a nuestros deudores cada día. La falta de perdón os ha mantenido encarcelados durante mucho tiempo. Desde tu corazón, di: «elijo perdonar».

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