Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, y perdonaos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo (Efesios 4:32)
La amabilidad es la expresión del amor en acción, mientras que la paciencia actúa para minimizar las circunstancias negativas, la amabilidad busca maximizar las circunstancias positivas. La amabilidad se desglosa en cuatro ingredientes esenciales: la dulzura, que implica tratar a la pareja con ternura y cuidado; el servicio, que cubre las necesidades del momento; la buena disposición, que inspira a cooperar y adaptarse; y la iniciativa, que implica dar el primer paso. La amabilidad es fundamental en el matrimonio y está ligada al placer y la satisfacción en la relación.
La parábola del buen samaritano ilustra la amabilidad del amor al superar barreras culturales y ayudar a un extraño en necesidad. La amabilidad puede unir a enemigos y transformar situaciones de conflicto. En el matrimonio, la amabilidad es clave y está relacionada con el nivel de satisfacción y felicidad. Es necesario cultivar la amabilidad en la relación, mostrando dulzura, servicio, buena disposición y tomando la iniciativa. El amor verdadero va más allá de los sentimientos y requiere determinación para ser amable incluso cuando no hay recompensa evidente. Aprender a ser amable es fundamental para aprender a amar.
Manos a la obra
Haz algún gesto inesperado de amabilidad hacia tu pareja.